La paradoja de la transición energética

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TRANSICIÓN ENERGÉTICA DE LOS EDIFICIOS

No es solo un tema de combustibles fósiles, sino de los materiales necesarios para impulsar la transición

La transición energética a menudo se considera solo desde el punto energético, sin tener en cuenta la implicación de la energía y los materiales necesarios para poner en acto la transición en sí misma.

Las energías renovables, que, por supuesto son la clave para reducir las emisiones de CO2 en el sector de la edificación, son más exigentes en cuanto a minerales raros entre los muchos, el cadmio, el telurio o el cobalto en el caso de las baterías.

Centrarse únicamente en el punto de vista de las emisiones de CO2 puede ser engañoso en términos de capacidad técnica y de recursos disponibles para respaldar una transición energética real, ya que para producir más energía renovable necesitaremos más materias primas y raras que ya son escasas y costosas de extraer al día de hoy…

En otras palabras, la transición energética no es solo un problema en términos de sustitución de combustibles fósiles por renovables, también es una cuestión de crear aquellos dispositivos como paneles solares o molinos de viento que requieren materiales más raros y materiales más caros de extraer… tanto desde el punto de vista económico como energético.

Por último, pero no menos importante, está la dependencia geográfica de países extracomunitarios para el aprovisionamiento de dichos materiales, un aspecto que nos hace muy sensibles de cara al aumento de las tensiones geopolíticas internacionales.

A título de ejemplo es el caso de el fósforo. La mayoría de apatita, mineral con alto contenido de fosforo, se sitúa en el Sáhara Occidental donde ya desde hace tiempo se respira aire de conflicto entre Argelia y Marruecos. Europa es muy vulnerable al depender mucho de la importación de materias primas, y hay algunos cuellos de botella,

no solo por el gas de Rusia, también por el litio y el indio de China o el fósforo de Argelia y Marruecos. En los próximos años se esperan varios picos de materiales, después del pico del petróleo podríamos tener picos de níquel, cadmio, cobalto y plata.

La reducción de la demanda energética de los edificios existentes debe ser la primera y más importante solución y pronto se convertirá también en la más rentable, ya que depende menos de materiales y minerales raros.

El segundo punto que (desde mi punto de vista) debería ser de obligado cumplimiento a partir de ahora, es que los edificios nuevos sean de consumo cero neto como mínimo, mirando cada vez más hacia edificios de energía positiva.

En conclusión, volvemos siempre a lo mismo. No podemos pensar de actuar de manera independiente y el sector de la edificación tiene la oportunidad de ser un gran motor de cohesión multidisciplinar que empuje una parte importante de la transición energética.

¿Por donde empezamos?

Para profundizar más os invito a ver este video de Alicia Valero que nos habla de su punto de vista… no muy optimistas por cierto…